Cefalea
holocraneal, opresiva y que cede con reposo. Si consigo tenerlo. Despertares
frecuentes y dificultad para conciliar el sueño. Es mi historia clínica actual.
Y si sueño, es con pacientes. Coordinadores. Enfermeros. Con quienes dicen ser
(también) médicos. Teléfonos que suenan. A deshora. Puntos de Atención Continuada. Ambulancias de madrugada. Casas
con brasero. Casas sin casa. Consultas con plantas. Sellos de sustituto. Fotos
de hijos que no son tuyos. Comida de
sábado con desconocidos. Listas eternas. ¿
Hoy no está Don fulano? ¿Hoy no hay
médico?.-Soy yo, señora, soy yo-. Ay-que-ver-qué-jovencita. ¡Y mira
cómo se apaña con la mano gacha!
Costumbres de cada sitio. Malas costumbres.
Compañeros y no compañeros. Avisos a domicilio que son tuyos por ser la nueva. Bajas eternas. Tratamientos involuntarios.
Cremas para la artrosis. Para darme
unas friegas. Tensiones e
Hiperglucemias. A la virulé. Auscultar y Palpar. Aunque para muchos sea su
primera vez. Camillas rotas. Y poco importa. Pañuelos que no aparecen a tiempo
para unas lágrimas. Melenas. Al viento y sin filiar. Antibióticos para el
dolor. A mí mi médico me lo da. Y le tengo mucha fé. Sospechas de potomanías.
SOAP escritos. Para la eternidad. Para nadie más.
Sillones
con ruedas. Altos y bajos. Impresoras que no funcionan. Nunca lo hicieron. Ni
nunca lo harán. Administrativos que te ayudan. O que son corruptos. Talonarios
de estupefacientes. Recetas rojas. Justificantes que justifican.
Kilometros
de carretera. Depósitos de gasolina a precio de guardia. Lluvias. Nieblas.
Amaneceres y anocheceres. Con el sol en la cara. Nubes y claros. Perros
muertos. En la cuneta. Desvios. Radares. Madrugones a 90 kilómetros. Desayunos
en ayunas. Cantares para despertares. CD de ida. CD de vuelta. Controles de alcoholemia. ¿A donde sino iba a
ir una joven a las 7 de una madrugada de un domingo? A Trabajar, señor policía.
A destajo. Con contratos que empezaron siendo de tres meses. Que pasaron a ser
de un mes. A quince días. Y pasados estos quince días, ni se sabe si habrá
contrato. Y de haberlo será para que los “Señores Don”, “Médicos de Primera”
(que no de Primaria) se cojan sus –osos. Canosos y Moscosos. Y disfruten de su
familia y sus fiestas. El resto renunciamos a la condición de “ser humano”
cuando firmamos el contrato. Menos mal que a los 15 días podremos recuperarlo.
En el paro.
Siete
meses de todo esto. De nada más. Puede incluso que de mucho más. Ni vacaciones.
Ni familia. Ni descanso. Ni las gracias. Las gracias las tengo que dar yo.
Encima.
Y
esperan de mí que me duerma y no me despierte. Que no me duela la cabeza. Que
no suspire más de la cuenta. Que sonría a mis pacientes. Que en realidad no son
ni mios. Como si no pasara nada. Que no llore en mi casa. Que diga a todo que
sí. Que siga al 100% para seguir tapando
huecos. Huecos producidos por el ambiente manido. De años de ser siempre lo(s)
mismo(s). Sin derecho a vacaciones disfrutadas. Yo no las quiero pagadas. A
medias tintas. Ambientes traslúcidos. Prioridades de otros. Nunca las tuyas. Consultas
de saliente. Y dando gracias.
Que me
aguante con la boca tapada. Que si no luego entran moscas. Y no te contratan. O
te mandan a la mierda ¡Será por mierda!